La imagen de Ntra. Sra. de Guadalupe de Granada

Artículo elaborado por Antonio Padial Bailón, investigador histórico sobre Hermandades y Cofradías desaparecidas en Granada.

El nacimiento y devoción de la advocación en Granada no fue fruto de la extensión de la devoción mejicana, sino de la más antigua española, que nace en la provincia de Cáceres, en el siglo XIII.

La reina Isabel la Católica parece que fue gran devota de la Virgen de Guadalupe, cuyo monasterio cacereño llegó a visitar quince veces. Así, al reconquistar la ciudad de Granada, en 1492, una de sus primeras obras importantes para recristianizar la ciudad fue la fundación, en 1501, y construcción, a partir de 1504, del Monasterio de Santa Isabel la Real en el Alto Albaicín. En ese año, los monarcas emitieron en Medina del Campo la Real Cédula de 15 de septiembre, dotando al monasterio de copiosas rentas, documento que fue confirmado por otro de la reina Juana de 20 de febrero de 1509.

La construcción del convento se realizó sobre un solar perteneciente al palacio del Daralhorra, que fue la residencia primitiva de los reyes granadinos antes de construirse la Alhambra, y que quedaría integrado para la posteridad dentro del recinto conventual.

 

Monasterio de Santa Isabel la Real

Los Reyes Católicos volvieron a Granada con su corte en julio de 1499, donde estuvieron hasta diciembre de ese año, y tras una estancia en Sevilla, regresaron a Granada en el mes de julio de 1500, después de la sublevación morisca. Fue en este momento, cuando la reina se decidió a llevar a efecto un programa urgente y más severo, de cristianización de musulmanes, sirviéndose, como uno de sus instrumentos de catequesis, el de la fabricación de imágenes para las iglesias o mezquitas consagradas en 1501.

El maestro Ruperto o Uberto Alemán fue el que recibió el encargo en su taller de proveer de imágenes a las nuevas iglesias, que luego la reina se encargaba de distribuir como donación real, haciéndolo de forma personal, algunas veces, y otras, a través de su confesor y arzobispo Fray Hernando de Talavera o de alguna de sus damas nobles. El grueso de estas imágenes lo realizó el maestro entre el verano de 1500 y el otoño de 1501.

Aparte de las imágenes de gran tamaño que se encargan para la Catedral (antigua mezquita mayor) realiza un tercer lote de imágenes de menor tamaño, de las que un tercio de ellas era de la Virgen con el Niño, que aparte de algunos pueblos se van a distribuir en las iglesias del Albaicín, donde residía el grueso de la población morisca que había de convertirse.

Todo me induce a pensar que es probable que para estas imágenes de la Virgen con el Niño, que eran de menos de un metro de tamaño, la reina dejara personalmente asignada la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe para esta fundación suya del monasterio de Santa Isabel la Real. La situación en el Albaicín del convento, primordial lugar adonde se destinaban estas imágenes del taller de Uberto Alemán, la época y el estilo de la imagen, la devoción que la reina profesaba a esta advocación y el propio interés por la fundación del convento, propician, a mi juicio que la imagen de la Virgen pudiera tener este origen.

 

La Hermandad de Ntra. Sra. de Guadalupe en Granada

No sabemos la fecha en la que se constituyera la hermandad, aunque sí documentamos que su fundación fue anterior a 1612, probablemente durante los primeros años de ese siglo, sin que sepamos el año exacto.

Como era común en esa época, la hermandad pudo haberse fundado en el siglo XVI y actuar como tal sin necesidad de reglas o constituciones, siendo las primeras aprobadas antes de concedérsele el jubileo papal, pues es de suponer que sin este requisito no se le concedería dicho beneficio papal y letras apostólicas, que ya usará a partir de 1612.

Se establecerán una serie de ordenanzas obligatorias, redactadas en once capítulos, cuyo contenido vamos a sintetizar:

La fiesta o función principal y la procesión con la imagen de Ntra. Sra. de Guadalupe, se celebraría en la Natividad de la Virgen, día 8 de septiembre de cada año, con misa cantada, sermón y procesión, con música y con todo el adorno y grandeza que nos fuere posible. Ese día había cabildo general de elecciones para elegir los cargos de la hermandad, mediante votación con un papelico que introducían los hermanos en un sombrero.

También, la cofradía celebraba las fiestas de la Candelaria, Asunción y Purísima Concepción, y como cultos normales durante todo el año, cada primer lunes de mes se había de decir una misa cantada con su responso y doble de campanas por todos los hermanos difuntos y ánimas de purgatorio, lo que nos remite a considerarla como hermandad de sufragios y entierro de hermanos, característica muy común en casi todas las hermandades de siglos pasados.

 

La Virgen de Guadalupe preside el retablo, bajo el Crucificado, desde 1670

Probablemente para situar a la Virgen de Guadalupe en el retablo mayor de la iglesia se encargaría un añadido barroco al retablo renacentista consistente en un manifestador y hornacina sobre él, para colocar en ella a Nuestra Señora de Guadalupe, que, seguramente, costearía la hermandad.

Parece que la hermandad sufre una decadencia a mediados del siglo XVII, pues en esa época no estaba expuesta a la devoción pública, conservándose la imagen durante cierto tiempo en un altar del claustro alto del monasterio. Todo hace pensar, que al trasladar la Virgen al retablo mayor de la iglesia constituyera un síntoma de revitalización de su hermandad en ese año de 1670.

Escasas noticias se tienen de ella en años sucesivos. Sabemos, no obstante, que la hermandad subsiste seguramente con cierto vigor en el siguiente siglo XVIII, pues el 13 de febrero de 1711 el Papa le concede indulgencia plenaria y otras gracias apostólicas a hermanos y devotos de Ntra. Sra. de Guadalupe. La imagen, nos dice el Padre de la Chica, contaba con numerosos devotos a mediados del siglo XVIII, teniendo fama de milagrosa.

Con las nuevas corrientes ideológicas de la Ilustración y sus normas restrictivas para las hermandades y cofradías, pasada la mitad del siglo XVIII, la hermandad decaería, llegando a su extinción, si no lo hizo unas décadas después con la Guerra de la Independencia y la ocupación francesa de la ciudad en 1809.

Hoy nos queda la imagen de Ntra. Sra. de Guadalupe y el recuerdo de esta histórica hermandad con sede en el convento femenino de clarisas, que fundara, en honor de Santa Isabel de Hungría, la Reina Católica, que está situado en el entorno siempre mágico del Albaicín granadino.

 

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